11 feb 2005

Bajo sospecha: la tragedia del Lechón

La vida y la muerte de Luis Alberto Laris,
un pibe muy querido de la isla.


- ¿Por qué le decían Lechón?
- Por que cuando era chiquito era gordito y petiso
(Marcela Laris, la hermana)


Por Yesica Baez.

El Lechón era un morocho alto, de ojos marrones. Miraba y hablaba con firmeza. Era serio y de una sola palabra, siempre iba para adelante. Su cuerpo fue encontrado en Dock Sud el 15 de octubre del 2002. Tenía un pantalón azul, chomba negra y zapatillas Nike celeste y blanco. En la esquina de 25 de mayo y Defensa, parece que quiso robar una moto y un policía retirado le disparó por la espalda.
Más de dos años después de su asesinato, tuvimos el gusto de poder hablar con sus vecinos, compañeros, familiares y docentes. Ellos nos contaron cómo era el Lechón. Y a partir del testimonio reconstruímos su perfil.

Hacía muchas cosas para ayudar a su familia con los problemas, y a la gente económicamente. Una vez dejó un camión de garrafas y otro de verduras en el puentecito de la Pinzón, para que la gente se llevara para su casa. Jugó en River, trabajó mucho tiempo en Once. Tuvo una hija, formó su familia y al poco tiempo la desarmó porque encontró a la chica con la que quería quedarse. Casi todas las pibas e la Maciel se volvían locas por él, era un morocho hermoso.
Todos lo querían. No era el más bueno ni el más malo. Era un poco travieso: fumaba marihuana, tomaba pastillas y “merca” (cocaína). Pero no hacía maldades ni molestaba ni lastimaba. Se hacía querer. Era sereno, tranquilo y cuando lo buscaban, obvio que tenía su lado oscuro.
Depende de lo que le hicieran, golpeaba, tiraba tiros o si no, de bronca, se iba a robar. Los códigos que manejaba era los que se acostumbran en la villa: no robar a los del barrio y defender lo de compañeros y amigos. Siempre buscaba lo mejor para la gente carenciada de la zona. Daba comida y remedios y bué, si era necesario abona unos pesos, si tenía aportaba. Si te portabas mal te daba consejos y con la gente era muy respetuoso.

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